El antepasado de nuestra apreciada aspiradora moderna fue una barredora de alfombras inventada en 1860 por Daniel Hess de West Union, Iowa. Esta máquina no motorizada utilizaba un complejo sistema de fuelles para generar succión y cepillos giratorios para recoger la suciedad.
Ives McGaffey de Chicago patentó una ligera mejora en el diseño original en 1865. Su invento se accionaba con manivela, lo que lo hacía difícil de manejar, ya que había que girar la manivela y empujar la máquina por la alfombra al mismo tiempo.
En 1901, el inglés H. Cecil Booth inventó una máquina de gran tamaño llamada aspiradora. Estaba propulsada por un motor de combustión interna que funcionaba con gasolina, y dicha monstruosidad tuvo que ser montada en un carro tirado por caballos, y más tarde, en un automóvil, para poder ser transportada de un lugar a otro. Booth encontró una clientela receptiva entre la nobleza británica, lo que inspiró a otros a mejorar su diseño.

Estas primeras aspiradoras no atrajeron al consumidor promedio debido a sus diseños voluminosos, su funcionamiento ruidoso y el olor producido por sus sistemas de escape. Pero a lo largo de los años, personas emprendedoras de todo el mundo jugaron con varios conceptos de limpieza por succión, lo que contribuyó a mejoras graduales en términos de diseño y funcionamiento.
Pero entonces, en la década de 1920, un conserje de Ohio llamado James Murray Spangler creó un artilugio para barrer alfombras con una caja de jabón, un mango de escoba, una funda de almohada y un motor eléctrico. Luego comenzó a vender su máquina a las amas de casa locales. Una de estas amas de casa era una mujer llamada Susan Hoover. Su esposo, William, invirtió en la producción en masa de la máquina de Spangler y finalmente compró los derechos del diseño. Llamó a su empresa Hoover’s Electric Suction Sweeper Company.

La primera aspiradora de plástico se produjo en la década de 1930, y el precursor de los modernos sistemas de aspiración centralizada fue creado en 1952 por la Compañía Hoover, cuyo nombre ahora es sinónimo de aspirar en muchos países, especialmente Norteamérica.
En la década de 1960, las aspiradoras eran mucho más livianas y fáciles de usar. Oreck Corporation produjo un modelo portátil exclusivo para la industria hotelera y, en respuesta a la demanda de las amas de llaves, comenzó a comercializarlo para el público masivo.
Todos los diseños desde la primera Hoover habían usado bolsas para recolectar el polvo y los escombros succionados de las alfombras. Pero en la década de 1970, James Dyson concibió una forma diferente de hacer las cosas. Pensó que la aspiradora se beneficiaría de prescindir por completo de las bolsas. Cinco mil ciento veintisiete prototipos más tarde, Dyson presentó su Máquina Ciclón Dual en 1993. La tecnología sin bolsa fue un gran éxito entre el público.
Pero la aspiradora sin bolsa no fue la última innovación que revolucionó el mercado de la limpieza doméstica. En 1996, la primera aspiradora robótica fue fabricada por Electrolux en Suecia. Este útil dispositivo captó la atención de los consumidores, pero finalmente se suspendió debido a la ineficacia de sus primeros sensores, dado que colisionaban con otros artículos domésticos.
En 2002, la empresa iRobot fabricó el primer Roomba. Esta aspiradora robótica puede cambiar de dirección para evitar chocar con los muebles del hogar. Sus sensores pueden detectar obstáculos en el suelo y evitar que se caigan por las escaleras. Solo el tiempo dirá si algún día las aspiradoras robóticas pueden reemplazar a las que se operan manualmente, pero una cosa es segura: la aspiradora aún está evolucionando.
